Seguramente has escuchado con mayor frecuencia el término de Salud Mental en estos días. A pesar de ser un término polémico y polivalente, se ha convertido en una referencia política importante para incluirla dentro de los cuidados del espectro de la salud, pero ¿A qué se refiere en sí el término? ¿Por qué es difícil hablar y al mismo tiempo cuidar de ella? ¿Todxs tenemos salud mental? ¿Cómo empezar a responsabilizarnos y al mismo tiempo contemplar su importancia? En este texto intentaremos responder a estas preguntas e incluiremos algunas sugerencias para practicar el autocuidado.
Antes de iniciar, es importante mencionar que no hay un consenso que defina la salud mental en términos de normalidad/anormalidad, pues cada interpretación ha estado cargada de una historicidad que ha dilucidado el comportamiento humanx desde un punto de vista geopolítico, sin embargo, existen factores psicosociales que atraviesan la vida de los seres humanxs e impiden tener una buena calidad de vida, a esto es a lo que apuesto por llamarle salud mental.
En este sentido, la Organiazción Mundial de la Salud (OMS) y áreas afínes la definen como el bienestar de una persona como resultado de la interacción de aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales en relación con el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para su convivencia en todos los ámbitos de su vida diaria.
Contamplando lo anterior, podemos ver a la salud mental desde un reconocimeinto de que todxs los seres humanxs tenemos derecho a vivir una vida digna al contemplar un bienestar psicológico, emocional y social. Cada persona desde su singularidad, experimenta una serie de sensaciones e impresiones que le sitúan en el mundo y, al contemplarnos como seres biopsicosociales, implica atender algún malestar multifactorial que nos convierte en vulnerables frente a cualquier situación.
¿Cómo saber cuándo algo no anda bien en nuestra salud mental?
El ritmo de vida que en su mayoría se torna frenética y exigente muchas veces influye para que nos saturemos y normalicemos estar tristes, desesperadxs, preocupadxs; con insomnio, estrés y otros malestares emocionales la mayor parte del tiempo, ocasionando una exacerbación significtava que afecta la calidad de vida. Por esta razón, es importante prestar atención a todos estos detalles y evitar complicaciones a mediano o largo plazo, además de contemplar factores intrínsecos y fisiológicos que interfieren.
Ahora ¿Por qué resulta complejo hablar de la salud mental si es algo indispensable en la vida diaria? La respuesta no es tan simple como parece, ya que podemos partir de la idea de que existen estigmas en algunas de sus definiciones al utilizar el binomio de normalidad/anormalidad al momento explicarla; asimismo, existen ideas erróneas y simplistas relacionadas con el uso indebido de la psicopatología para utilizar varios de sus ejes, por lo que conviene problematizar las cargas negativas y ver su importancia en nuestra vida diaria.
En relación a lo anterior, sumemos que la pandemia al ser un fenómeno mundial ha propiciado hablar sobre el cuidado de la Salud Mental debido a las consecuencias emocionales, físicas y psicológicas que han surgido en gran parte de la población, no obstante, cabe destacar que todos como seres humanos debemos cuidar de ella al lidiar con las contingencias, el dolor y la vulnerabilidad que nos habita, puesto que todos tenemos y nos hemos visto afectados al no prestarle la atención suficiente.
Como parte del problema y a modo de reflexión, infiero en que una de las dificultades se debe a que institucionalmente no se promueve el cuidado la salud mental, incluso, se fomenta información desvirtuada del término para estigmatizar a personas que padecen de algún trastorno grave como la depresión. Cabe recordar que la OMS decretó a la depresión como la 4ª enfermedad grave que provoca incapacidad en el mundo, sospechando que desde el 2020 sería la segunda causa mundial de enfermedad mental, aunado a que en varias investigaciones, se sabe que el 20% de la población ha sufrido depresión alguna vez en su vida. Esto como un ejemplo de que hablar de salud mental es complejo y debe ser importante la conscientización de su cuidado, por ende, tener una buena salud mental implica un bienestar psicológico al generar una calidad de vida buena y estable; por ello es importante identificar qué obstaculiza nuestro desenvolvimiento y darle el lugar y tiempo necesario para atendernos. Además de que todxs, sin excepción tenemos el derecho universal a una vida digna.
Por úlitmo, ahora que sabemos qué implicaciones tiene la salud mental, ¿cómo podemos empezar a cuidar de ella? Aquí te compartimos algunas sugerencias para empezar a aplicar el autocuidado:
- Viendo la salud mental como prioridad.
- Cuidando tu salud física.
- Desarrollar habilidades para enfrentar los problemas.
- Practicando técnicas de relajación.
- Externar tu sentir con otras personas.
- Hacer actividades que te gusten.
- Dormir un periodo de 8 horas mínimo al día.
- No precipitarse y creer toda la información que nos dan. Busca especialistas en el tema .
- Buscando ayuda profesional cuando sintamos que ya no podemos (psiquiátrica y/o psicológica).
Referencias
La depresión. Manual de aplicación para la Terapia Racional Emotiva. Centro de atención psicológica Guillermo Dávila Fac Psicología UNAM. 2010.
Organización Mundial de la Salud. Recuperado de https://www.who.int/topics/mental_health/es/
